lunes, 5 de abril de 2010

Mi mente se encontraba lo suficientemente trastornada como para que pudiera ya controlar todos y cada uno de mis sentidos. El poder de la mente sobre el humano. En cada instante de nuestras vidas, nos vemos en la penosa necesidad de controlar a la mente, tratando de convencerla de que lo que vemos, comemos, e inclusive sentimos es como es porque si, y que no debería ser de otro modo. ¡Oh grande error el de todos nosotros! ¿Por qué obligar a la mente a querer algo que se nos impone cuando esta puede imponer también? ¡Ah!, pero también dejarse manejar por la mente tiene sus problemas y desajustes, así como todo se puede volver bello, también todo se puede volver feo. Así como nos creamos seres adorables capaces de amar y amarte nos podemos crear seres capaces de odiar y odiarte. ¿Qué más da ahora? Mi otro Yo es un punto malo en el contrato claro esta, pero no se puede tener todo en la vida, desgraciadamente. De todos modos el crédito para la creación de mi alter-ego es para la “realidad”, que castigaba de una manera injustificada mi adoración por la sangre y el dolor (ajeno o no) tratándolo de condenado. Todos esos deseos oprimidos tuvieron que llegar a un lado ¿no? Probablemente el lastimar gente no este bien ¿Pero que esta bien hoy en día?